Unos tesoros africanos vuelven a casa
Los bronces de Benín simbolizan el esfuerzo por devolver artefactos saqueados.
El Times
12 de diciembre de 2025

¡Buenos días a todo el mundo! El legado del colonialismo occidental reverbera ampliamente: en los conflictos, en las desigualdades económicas mundiales y también en el arte expuesto en destacados museos de este hemisferio. Se ha ido generando un impulso para que las antiguas potencias coloniales devuelvan los artefactos saqueados a los países de donde fueron sustraídos. Los bronces de Benín, que el Reino Unido se llevó de parte de lo que hoy es Nigeria, se han convertido en un símbolo de este esfuerzo.

Hoy hablo con mi colega Alex Marshall, quien fue a ver algunos de los bronces, que recientemente regresaron a su tierra.

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Haz clic para ver el video, en inglés The New York Times

Cuando se devuelven artefactos robados

El fantasma del colonialismo acecha sobre cada parte de las negociaciones para la devolución de los bronces de Benín.

Los bronces fueron saqueados del antiguo reino de Benín, en la actual Nigeria, en 1897. En aquella época, Nigeria no existía. Fue creada como protectorado británico en 1914. Ahora, algunos países están devolviendo los bronces a Nigeria, pero el propietario legítimo es el actual rey, u oba, de Benín. Es un lío.

Hablé con mi colega Alex Marshall, que lleva escribiendo desde hace muchos años sobre este tema, para que me explique por qué algunas personas occidentales no están contentas con la forma en que se está gestionando la devolución de los bronces, y por qué algunos también ven en ello rastros de colonialismo.

Alex, ¿qué tienen de especial los bronces de Benín?

Los bronces de Benín son artefactos absolutamente asombrosos. Creo que son algunas de las creaciones más bellas. También son uno de los ejemplos más flagrantes de saqueo colonial que existen.

En el siglo XIX, los británicos fueron a lo que entonces era el reino de Benín y saquearon el palacio del oba, el rey. Incluso las fotos que tomaron algunos funcionarios dicen “saqueo” en ellas. Así que si intentas establecer un punto de referencia ético sobre qué objetos deben devolverse a sus países de origen, los bronces de Benín son prácticamente el punto de partida. Son la zona cero de la restitución.

Y algunos de ellos ya han sido devueltos.

Nigeria los había solicitado desde la década de 1930, y en los últimos años se han producido por fin algunos avances. Este verano, Países Bajos devolvió 119. Los museos alemanes han devuelto un puñado y están en negociaciones para devolver físicamente varios centenares en los próximos años. Suecia tiene previsto devolver 39 en 2026 y la Universidad de Cambridge más de 100.

Pero no todo el mundo está contento. ¿Por qué?

Es una situación realmente complicada. Para entenderlo, hay que retroceder un poco. Los museos occidentales primero quisieron construir un gran museo nuevo para los bronces, en Ciudad de Benín, en el suroeste de Nigeria. Iba a ser vanguardista, realmente moderno, diseñado por un arquitecto estrella.

Una estatua de una persona sentada delante de un edificio redondo de dos plantas.
El Centro Cultural Oba Akenzua en Ciudad de Benín, Nigeria. Stephen Tayo para The New York Times

Pero hace dos años, el gobierno nigeriano decretó que los bronces debían volver al rey a cuya familia habían sido robados originalmente: el oba actual. Y él no estaba de acuerdo con enviarlos a este museo. Y eso provocó el pánico.

Una persona vestida con una túnica blanca está sentada en una silla roja con leones dorados como reposabrazos, mientras otras personas permanecen de pie cerca.
Ewuare II, el oba, en su palacio de Ciudad de Benín. Stephen Tayo para The New York Times

¿Cuál era su objeción?

Básicamente, desde el punto de vista del oba, los países occidentales estaban intentando colocar los artefactos en este museo moderno en contra de su voluntad. Ahora piensa que todo aquel que dio dinero a ese museo debería dárselo a él para construir un nuevo museo en su lugar y que este debería ser el Museo Real de Benín, y albergar todas estas piezas.

Desde la perspectiva de los museos occidentales, es evidente que algunos se sintieron profundamente incómodos con ello. Decían: “Somos museos públicos. No se los vamos a dar a un particular. ¿Cómo podemos estar seguros de que las piezas estén bien cuidadas?”.

Ahora, el ambiente está cambiando ligeramente porque el oba ha firmado un acuerdo de cinco años con el gobierno nigeriano para que cuide de los bronces por él. Por eso los museos occidentales están devolviendo las piezas otra vez.

Aun así, los bronces se almacenan y exponen de una forma bastante rudimentaria. No hay sistemas de climatización ni de seguridad de alta tecnología ni nada parecido. Para algunos, eso no es suficiente.

¿Existe una respuesta objetiva a la pregunta de qué es lo mejor para este arte en cuanto a las condiciones de almacenamiento?

No lo creo, porque estos bronces son antiguos y durante cientos de años se conservaron en entornos nada parecidos a los de los museos actuales.

Mucha gente ve esto como una continuación del colonialismo: Occidente le dice a Nigeria cómo debe cuidar estos objetos, las normas que debe cumplir para cuidar de ellos, y pone condiciones a las devoluciones. Eso se considera muy condescendiente.

¿Cuáles son las posibles consecuencias de todo esto?

Ha sido una montaña rusa tan grande que me imagino que podría disuadir a algunos museos de devolver más objetos a otros países, porque podrían temer verse envueltos en una disputa similar. Puede que les preocupe no comprender lo suficiente el contexto local.

Pero la otra cara de la moneda es que los neerlandeses siguen devolviendo estos objetos. Suecia sigue devolviéndolos. Quizá otros países decidan simplemente: “Mira, lo que los países quieran hacer con sus piezas es cosa suya. Entreguémoslas. Son de allí”.

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Una persona con guantes rojos sostiene una cabeza de bronce mientras otra persona la toca y una tercera mira la escena.

Stephen Tayo para The New York Times

Estos tesoros saqueados regresaron a su país. ¿Y ahora qué sigue?

Los nigerianos habían pedido a los museos occidentales que devolvieran los bronces de Benín desde la década de 1930. En meses recientes, más de 100 esculturas han regresado al país.

Por Alex Marshall

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